INCOMUNICACIÓN:
En la relaciones de pareja.
La incomunicación no es ausencia de comunicación, sino la imposibilidad de poder entregar el mensaje deseado, de manera efectiva, en el receptor; en cristiano, significa que la gente no capta la idea que queremos darle. ¿Por qué? A menos, que haya mucho ruido, el medio no sea el adecuado para su trasmisión, o exista algún problema para la misma, como alguna disfunción, discapacidad y aún así, no es exclusivo.
La incomunicación es síntoma de falta de entrega, de (in)conformidad o cotidianeidad, ya que, tendemos a dar por hecho actos o decisiones en nuestra pareja, porque pensamos que está ahí, con nosotros para siempre, pero recuerden que el siempre es ahora. Hay que cuidar los lazos que nos unen al otro todos los días, cada vez, a cada instante, porque lo único que tenemos es el presente.
Justo hacemos lo contrario, la incomunicación es dejar el acto de trasmitir nuestros sentimientos, ideas, opiniones, y traumas en el momento, a la persona que está ahí, para nosotros, y dejarlo para después, porque tenemos la idea de que estará ahí cuando regresemos, tal vez no, tal vez, no haya ningún otro momento, como ese para decir lo que sentimos, compartir es lo más enriquecedor que podemos hacer.
Poner barreras, ocultar lo qué queremos expresar, pensar que es mejor no decir nada, porque seguramente no se nos tomará en cuenta o se nos juzgará o mal interpretara es, la más típica forma de incomunicación interna; si nosotros tenemos esa situación al interior, jamás podemos desarrollar comunidad al exterior.
Cerrarnos a entender lo que la otra persona está pasando, porque nos ponemos primero a nosotros mismos es un acto que nos incapacita para poder desarrollar la comunicación, porque el simple hecho de cerrar un canal se vuelve informativo, jamás podríamos pretender que nos entiendan si nosotros mismos no estamos dispuestos a si quiera intentarlo.
Tenemos muchos conflictos internos, porque no hay comprensión total de lo qué sucede al interior, tal vez exista mucho miedo, rabia, inconformidad, dolor, soledad, ansiedad o nerviosismo. Cualquiera que sea el caso, hay una necesidad de conversación con ese interior que nos hace ser quienes somos al exterior. Y así entender que para tener una vida en pareja saludable hay que estar bien con uno mismo.
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