12 mayo 2012

Elección

La palabra elección, engloba dos connotaciones, la primera es la que desprende del derecho político electoral del cuál gozamos todos los mexicanos, votar y ser votado; la segunda encierra un proceso interno que se da casi automáticamente, es el proceso de elegir entre varias opciones, según intuiciones, procesos racionales, sentimientos e impulsos fisiológicos, de cualquier manera la elección decidirá el rumbo de nuestras vidas.

Quiero platicarles, que durante estos últimos dos meses, he estado conversando con personas allegadas y personas que encuentro y escucho en la calle, todas tienen diferentes opiniones, según las campañas mediáticas, sobre los cuatro candidatos a elección popular, alguno dicen que votaría por uno por guapo, algunas otras, que porque es mujer, algunos otros dicen que porque es el que hará menos daño al país, otros dicen que porque fue el que mejor debatió. Pero cualquiera de estas razones me parecen tan reducidas, a la cuestión micro, que se están olvidando del panorama macro y general. MÉXICO.

La información es importante para tomar una decisión correcta, aunque nunca habrá una verdad absoluta, cada uno puede decidir, por algo que se llama libre albedrío, cual cree que es para él/la la mejor toma de decisión, votar por un partido o por otro, por un o una candidata. Votar es ejercer un derecho, el político electoral, pero además es una forma de solidificar la democracia, que es un sistema de gobierno, donde el pueblo se ve obligado a involucrase en el rumbo que tomará el país que habita.

Para este proceso electoral 2012, creo que es importante no dejar de lado, la participación ciudadana, un ciudadano es aquél que con base en la información que recibe de los medios de comunicación, pero además, la experiencia de vivir en un país, que digamos, siguiendo el mandato de la constitución, esos 18 años que nos toma ser ciudadano, nos permite conocer de manera general, la forma en la que nos construimos como nación, como pueblo organizado, como estados y distrito federal, como familia, como individuos. esos 18 años nos permiten discernir, entre lo que hace falta, está bien o está mal para la sociedad.

Retomo, cuando nos enfocamos, sólo en las cuestiones micro, entiéndase, sentimentalismos, físico, o cualquier otra, hasta la ideología, estamos dejando de lado a todos los demás, nos basamos sólo en lo que nos convendría como personas y como familia, tal vez, pero por qué no pensar en el futuro, en las reformas que vienen, como la Hacendaria, que planea imponernos un impuesto generalizado sobre todos los productos y servicios, o la de Salud Pública, donde se quitaran el servicio de salud social, las pensiones, donde se nos obligará a pagar por la medicinas y por los estudios que necesitemos, según la enfermedad, hasta por las vacunas que no existan.

La educación, o la Seguridad Pública, o la reforma a los hidrocarburos, etc. hay muchas razones para pensar en qué sería mejor para todos, como país, como nación, como futuras generaciones. LA DEMOCRACIA, nos obliga a tomar los espacios públicos y expresarnos, el descontento o el apoyo, ejercer nuestro derecho a una rendición de cuentas, económicas, políticas y sociales de quienes elegimos como nuestros gobernantes, como representantes políticos en las relaciones exteriores, los que tendrán injerencia en el FMI (Fondo Monetario Internacional), los que ayudarán a los hermanos migrantes.

La buena política empieza en casa, en la mesa a la hora de comer, en el involucramiento, en el debate, en la PARTICIPACIÓN, en las acciones ciudadanas, y así, se eleva hasta los buenos políticos. Pensar y criticar a quien está enfrente es muy fácil, pero eso es lanzar la piedra y esconder la mano, entre el bullicio de una sociedad desorganizada.

¿Tenemos los gobernantes que queremos o los que merecemos?

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